Cultura

Erri De Luca en Buenos Aires: la escritura, la política, la vergüenza y la justicia

Por Angela Gómez*

El miércoles 16 de marzo tuve la oportunidad de escuchar junto a muchas otras personas en el auditorio del Rectorado de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Buenos Aires al conocido escritor italiano Erri De Luca, autor de Montedidio, Los peces no cierran los ojos y Tres caballos, entre muchos otros títulos.

Sus textos nos hablan de Nápoles, su ciudad natal, sus barrios, su gente pero también de historias que se alejan de Nápoles y llegan hasta nuestro país, la Argentina e incluso de personajes por todos conocidos, los de la Biblia, del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Una de las tantas imágenes hermosas que recuerdo haber leído en sus libros es la explicación que el autor hace sobre las dos eme de la palabra Miriam (el nombre de la virgen María en hebreo), “la eme inicial y la eme final tienen formas opuestas, la eme final está cerrada en todos sus lados en cambio la eme inicial está hinchada y tiene una abertura hacia abajo, es una eme encinta” (del libro En nombre de la Madre).

En su presentación del miércoles pasado el autor nos habló de la vergüenza, el sentimiento político por excelencia para él. “La vergüenza no se nos pasa y la cura para quitárnosla es hacer algo para reparar la situación que la provoca, (…) creo que la política que yo conocí es una mezcla de sentimientos entre los cuales están la vergüenza y la justicia. El sentido de justicia se forma naturalmente en la infancia. El mío se formó en Nápoles. Yo era un niño que podía ir a la escuela mientras mis coetáneos iban a trabajar. En una familia de cinco hijos sólo uno iba a la escuela y sólo por poco tiempo, para aprender a leer y escribir. Yo veía esas diferencias. Veía que si yo me enfermaba, me curaba, mientras que si se enfermaban los otros chicos, se morían. Crecí en una Nápoles con la más alta tasa de mortalidad infantil de Europa”. “Tuve una madre que me señalaba estas diferencias para acentuar mi responsabilidad por del privilegio de tener esas cosas que los otros no tenían” y así fue creciendo en el escritor ese sentimiento de responsabilidad hacia los otros. “No es tu deber completar la obra pero tampoco estás libre de desistir de ella” dice el rabino Tarfón.

Según Erri De Luca son estas vivencias las que lo hacen pertenecer a una generación que se rebeló por un deseo de justicia y que esto determina un tipo de política que no tiene que ver con la administración de los asuntos comunes del estado o con las crónicas sobre los partidos políticos y los gobiernos que se leen en los diarios. La lucha de las Madres de Plaza de Mayo también es política, una política que él conoció muy bien, una política con la p minúscula, una política desde la planta baja.

Sobre una pregunta acerca del protagonista del libro Tres caballos, explicó que en esta obra habla de un amigo suyo que durante los años 70 se había enamorado de una chica argentina y había venido a nuestro país, de este modo se había visto involucrado a pesar suyo en la realidad argentina de aquellos años. Se encontró obligado a luchar contra la dictadura por venganza, porque habían matado a su novia. Así, Erri De Luca escribe una historia sobre la Argentina que nace de otra historia, la de su amigo. Sin embargo, “mientras escribía esa historia en la cual este personaje escapaba hacia el sur, me llegó la imagen geográfica del sur, el mapamundi, el Polo Norte, el Ecuador, el Polo Sur, pero ¿Quién puso así esa esfera?, ¿Quién decidió que era así? Entonces me imaginé que en una posada del sur de Argentina había un mapamundi al revés y en esta posición el mundo se comprende mejor. En la tierra hay más sur que norte, el norte no existe, es una alucinación geográfica”.

Con respecto a la escritura nos cuenta que le gusta contar historias porque hablando del pasado los ausentes se hacen presente, “yo soy un punto de encuentro para estos ausentes que no logro dejar partir y escribiendo sobre ellos los obligo a estar conmigo. La escritura me hace compañía, siempre me gustó estar solo, tengo un carácter que no es apropiado para alguien nacido en Nápoles”.

Recuerda a menudo durante su charla a su madre, Emilia, y nos lee una poesía escrita para ella Mamma Emilia. “El napolitano es el idioma de mi madre, es mi idioma, yo canto en napolitano, me insulto en napolitano, si alguien me insulta en italiano no me duele, sólo un insulto en napolitano es capaz de herirme”.

Tres horas estuvimos en su compañía, ahora nos quedan las historias que nos llegan a través de sus libros, muchos de ellos traducidos al español. Si aún no han leído sus textos no se priven de la dicha de entrar a su mundo.

(*) Profesora de italiano del Laboratorio de Idiomas UNMPD. www.ilsitodiangie.wordpress.com. La foto es de Gabriel Manzo.

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